C73: No te arrepentirás.
Alaska lo miró completamente aturdida por lo que acababa de oír. Durante un momento pensó que había escuchado mal, que quizá sus palabras habían sido producto de un malentendido o de un impulso pasajero, pero el semblante de Vidal no dejaba lugar a dudas. Hablaba en serio.
Su expresión, tranquila y segura, reflejaba una resolución que la confundía todavía más. Hacía apenas unos minutos él le había dicho con toda frialdad que lo mejor era “deshacerse del problema”, que le daría dinero, que la acompañaría incluso a la clínica. Y ahora, de pronto, la invitaba a vivir con él. Todo aquello resultaba tan contradictorio que Alaska apenas podía seguirle el ritmo a sus pensamientos.
—¿De qué estás hablando, Vidal? —preguntó al fin, retrocediendo un paso, con el rostro pálido y los ojos entrecerrados, intentando leerle las intenciones—. ¿Qué significa todo esto? Me dijiste que no querías que tuviera al bebé, que lo mejor era abor*tar… y ahora me sales con que venga a vivir contigo. ¿A qué está