C105: Deberías hacer algo con ella.
Layla lo miró con los ojos entrecerrados. No sentía ningún temor hacia Vidal; más bien, estaba sorprendida por su arrogancia, por la manera en que se creía dueño de cada situación, como si el mundo girara exclusivamente en torno a su voluntad. Su risa, ligera y mordaz, resonó en el restaurante casi como un eco que desmentía la solemnidad de su conversación.
—Vidal —pronunció ella—, en realidad, yo creí que eras un hombre más inteligente que esto. ¿Acaso te estás escuchando? ¿Puedes siquiera dimensionar lo que estás diciendo? —Se inclinó ligeramente hacia él, como enfatizando la gravedad de sus palabras—. ¿Cómo es que esperas que Ámbar termine cuidando al hijo que tuviste con la mujer con la que la engañaste? ¿Ese es tu “maravilloso” plan?
Vidal frunció el ceño, incapaz de ocultar la irritación que le generaba la mordacidad de Layla. Su mirada se endureció mientras intentaba reafirmar lo que consideraba un argumento irrefutable, aunque a los ojos de cualquiera con algo de cordura resul