Las dos de la madrugada es un buen horario para visitas.
El bartender tuvo toda la razón cuando le advirtió que el café sería como el alquitrán, pero Logan lo bebió como si fuera agua, importándole muy poco que estuviera caliente y espeso. Su estado de ebriedad no había sido tan grave, sobre todo porque era un buen bebedor. Por ende, después de media hora, Logan se encontraba mucho mejor. Era como si el café hubiera evaporado todo el alcohol que bebió y eso era un punto a favor de Logan.
Luego de pagar la cuenta, dejándole una más que buena y cuantiosa propina, y de darle las gracias por todas las atenciones a Gus (nombre del bartender), Logan salió del bar, prometiendo regresar en un futuro no muy lejano para contarle cómo le fue con sus problemas de corazón.
Tuvo que caminar a largas zancadas hasta su coche para no mojarse, porque sí, seguía lloviendo, aunque restó relevancia a ese detalle una vez estuvo sentado dentro de su coche. Comprobó su aspecto en el espejo retrovisor. Su rostro ya no estaba tan demacrado y sus ojos ya no transmití