Dulce y tierna.
Lucía no podía parar de reír mientras escuchaba las historias que Geraldine le contaba sobre su hijo. Eso y que Lucía tenía una gran imaginación, le resultaba mucho más hilarante visualizar al hombre de pequeño. ¿Quién iba pensar que el imponente, guapo y frío CEO Parisi Logan tuvo una niñez bastante interesante e hilarante y que su madre, al parecer, disfrutaba hablar sobre ello?
—¡Y tuvo dificultades para quitarse el disfraz! —exclamó la mujer, soltando una risita—. Dios, pobre de mi pequeño. Ahí estaba él, refunfuñando contra el mundo porque no podía quitarse el disfraz.
—Eso… Eso debió ser… —Lucía tomó una gran bocanada de aire y menguó su jolgorio—. Es que me lo imagino y es completamente hilarante.
—Oh, lo fue, sobre todo porque sus amiguitos trataron de ayudarlo y solo causaron que la cremallera del disfraz se rompiera. —La mujer negó con la cabeza, todavía riendo por lo bajo—. No me quedó otra que agarrar la tijera y cortar la cosa naranja.
Lucía volvió a reír fuerte y tuvo qu