Ansiedad y nervios.
Creyó que le costaría retomar su vida donde la había dejado, sobre todo después de esa noche apasionada, pero no fue tan fácil. Las cosas poco a poco volvieron a la normalidad y decidió comenzar desde cero. Era mejor así y todo lo que había vivido hace meses atrás, optó por guardarlo en algún recoveco de su consciencia como un simple recuerdo más.
Preparar las clases, corregir trabajos e idear nuevas actividades se había convertido rápidamente en una rutina, manteniéndose ocupada casi todo el día y parte de la noche. No tenía tiempo para pensar en nada que no sea el trabajo y con el paso de los días, fue mucho más fácil adaptarse a la soledad. Realmente no podía quejarse, estaba bien, se sentía bien que incluso comenzó a aceptar las invitaciones para salir de sus compañeros de trabajo. Una distracción a la que le dio la bienvenida sin pensarlo dos veces.
Siempre fue fiel creyente del dicho «el tiempo cura las heridas» y al final, comprobó que era cierto. No era como si realmente estuv