Asher se detuvo, su mirada intensa y llena de emoción. Se quedó allí, parado, como si estuviera esperando a que Evelyn se calmara y considerara sus palabras.
—No creo que merezca tu perdón —dijo finalmente Asher, su voz baja y suave—Pero te pido que me escuches, que me des la oportunidad de explicarte todo, de contarte la verdad sobre lo que pasó. Quiero que sepas que te amo, Evelyn. Te amo más que a nada en este mundo. Y quiero pasar el resto de mi vida haciéndote feliz, compensándote por el daño que te causé.
Evelyn lo miró fijamente, su expresión aún llena de dolor y confusión. Pero algo en las palabras de Asher pareció tocar su corazón. Se podía ver la sinceridad en sus ojos, y su voz estaba llena de emoción.
—¿Por qué debería escucharte? —preguntó Evelyn finalmente, su voz suave pero llena de desconfianza—. ¿Por qué debería creerte después de todo lo que me hiciste?
Asher se acercó un paso más, su mirada intensa.
—No te pido que me creas —dijo—Solo te pido que me escuch