El silencio que siguió a las palabras de Evelyn fue como una puñalada en el alma.
Verla alejarse, subir las escaleras con la espalda tensa y la cabeza gacha, me destrozó por dentro. Cada paso era un recordatorio de la distancia que mis errores habían creado entre nosotros, una distancia que parecía crecer con cada nueva revelación.
Me quedé de pie en medio del salón, sintiendo el peso de mis palabras y mis omisiones aplastarme.
La llegada de Lena había sido un puto desastre, abriendo viejas heridas y sembrando nuevas dudas en el corazón de Evelyn. Mi intento de ser honesto anoche se había desmoronado ante la verdad a medias que había admitido sobre mi tiempo en California.
Suspiré profundamente, pasándome una mano temblorosa por el cabello. Sabía que mis explicaciones sonaban huecas, insuficientes para borrar el dolor y la desconfianza que veía en sus ojos.
El miedo a perderla me había llevado a ocultarle una parte de mi pasado, la ironía era que ese mismo miedo era ahora la may