"Hola...". Leila dice torpemente, con un nudo apretándole la garganta, poniendo algo de distancia entre ellos mientras apoya la espalda contra el coche, dándose cuenta inmediatamente que ha sido un movimiento equivocado cuando Antonio la atrapa con sus dos manos a su lado y sobre el coche mientras se eleva sobre ella, su cara apenas a pulgadas de la suya.
Leila puede sentir cómo su lobo reacciona a su presencia debido al efecto del vínculo de pareja, pero no siente esa profunda excitación. Es más bien como si su cuerpo lo anhelara pero su corazón deseara todo lo contrario, estar lo más lejos posible de él.
"Te ves absolutamente sensual en ese vestido blanco", susurra Antonio seductor, sus ojos llenos de lujuria mientras la mira de pies a cabeza y se muerde suavemente los labios antes de sonreírle.
"Gr- gracias", responde Leila, forzando una sonrisa mientras intenta calmar su acelerado corazón para no darle una impresión equivocada.
Su corazón no se está acelerando por deseo o excit