"Escúchame, Leila, joder, me da igual que me odies hasta la médula, no voy a aceptar el rechazo si eso significa que vas a estar con ese monstruo", dice Tatum con voz fría, la frustración clara en sus ojos.
Han pasado unos días desde la fiesta y antes de que Tatum se fuera ese día, delante de sus ojos, él tiró los papeles del divorcio al fuego de la barbacoa y ella tuvo que usar a Amara como excusa para contactar con él porque simplemente se niega a verla y finalizar las cosas.
"No puedes tomar esa decisión por mí", responde Leila con frialdad, hirviendo de rabia. "Voy a estar con él, esa es mi decisión".
Todo el mundo sabe de los horrores de Antonio o rumores de ello de todos modos, ella no es ignorante de ellos pero el diablo que no conoce puede ser mejor que el ángel que conoció que aplastó su corazón y casi destruyó su vida.
Tatum gime de frustración, pasándose las manos por la cara antes de levantarse de su lado del escritorio y sentarse en una de las dos sillas frente a él, m