Él se recompone y avanza lentamente hacia ella, echando un vistazo a los objetos que hay sobre el tapete.
"¿Qué se celebra y dónde está mi palomita? No ha venido a darme la bienvenida".
"Bueno... pensé que quizás te gustaría pasar un rato a solas con tu palomita original", dice Leila en un tono lento y coqueto, sintiendo cómo su corazón late con fuerza contra su pecho.
No sabe lo que está haciendo ni si lo está haciendo bien, pero parece que está funcionando, ya que Kelvin no puede apartar los ojos de ella y puede escuchar los fuertes latidos de su corazón.
"Podríamos haber comido fuera, no tenías que haberte molestado", dice Kelvin, mirando la variedad de platos que hay delante de ellos mientras se sienta a su lado.
"Lo sé", responde Leila. "Solo quería que la cena fuera más... íntima".
Estira sus manos temblorosas y toma las de Kelvin entre las suyas, frotándolas suavemente contra las suyas, sintiendo que el corazón se le va a salir del pecho.
Kelvin permanece en silencio, mir