DUNCAN
Elaine no apareció esa noche, por razones que solo ella conocía. No esperaba que me afectara tanto. Ver cómo el rostro de Amelia se desmoronaba cuando se dio cuenta de que Elaine no vendría a su partido... me dejó sin aliento.
No dijo mucho, solo se quedó allí agarrando su bolsa, pero su silencio hablaba por sí solo. Me había acostumbrado a sus estados de ánimo a lo largo de los años, pero este... este no era como los otros.
Este era silencioso, frío y definitivo. Y todo porque Elaine no se presentó. Vi la nota que dejó y se la pasé a Amelia, pero eso no disminuyó su enojo.
Fue una llamada de atención. No solo que Amelia se había encariñado con ella, sino que yo no lo había notado. Estaba tan absorto en mis pensamientos que no me di cuenta del lugar que Elaine había tallado en nuestras vidas, en las suyas. No estaba preparado para lo que eso me hizo sentir. Pánico, honestamente.
Me dije a mí mismo que no era gran cosa, que Amelia lo superaría eventualmente. Pero ni siquiera me m