La Señora
SOPHIE
La puerta de Elaine estaba sin llave tal como habíamos acordado la noche anterior. Empujé la puerta sin un momento de vacilación. La habitación no solo estaba oscura, sino viciada. Como si no hubiera visto la luz del sol ni aire fresco durante eones.
Un escalofrío recorrió mi columna vertebral y por un segundo, pensé que era debido al aura inquietante y sofocante de la habitación.
La piel de gallina que se formaba en mi piel sugería otra cosa. La habitación estaba tan fría que parecía como si me hubieran metido en un congelador. Me froté los brazos expuestos, tratando de protegerme del aire gélido. Era extraño que la habitación estuviera tan fría cuando acababa de estar en la habitación de Justin donde la temperatura era normal.
Dejando de lado esa sensación helada, busqué a tientas el interruptor de la luz en la pared. Cuando logré encontrarlo, lo encendí, esperando que la luz inundara instantáneamente la habitación. No pasó nada.
Frunciendo el ceño, volví a encender