TRAVIS
El ruido que me despertó sonaba como una mezcla de sollozos humanos y el llanto de un animal herido. Mis mañanas solían ser tranquilas, así que el ruido no solo era extraño, también hacía palpitar mi cabeza.
A medida que mi conciencia se aclaraba, también lo hacía el sonido. Por mucho que quisiera ignorarlo, se volvió imposible con cada segundo que pasaba. Así que, entreabrí los ojos para ver "qué" estaba haciendo ese ruido.
No era un "qué". Era un "quién".
De las tres cosas que llamaron inmediatamente mi atención en ese instante, no sabía qué era más impactante: que hubiera alguien en mi cama, o que ese alguien fuera una mujer, o el hecho de que la mujer estaba obviamente desnuda, incluso cuando trataba de ocultar su cuerpo con el edredón.
Pero no importaba cuál era más impactante, porque mi reacción a las tres revelaciones fue la misma. Me aparté bruscamente, pero apenas llegué al borde de la cama antes de que me golpeara la cuarta revelación.
Yo también estaba desnudo.
Mis mo