León
El silencio en la habitación era pesado, como un sudario invisible que nos cubría mientras las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos, indiferentes a nuestras batallas internas. Ver a Ethan, con su determinación ardiendo en los ojos, me removía algo en el pecho, algo que durante años había intentado enterrar bajo capas de sarcasmo, indiferencia y huida. Porque lo que estábamos a punto de enfrentar no era solo un enemigo externo, sino algo que se había enredado en mi sangre desde antes de que pudiera recordar.
Me froté las manos, sintiendo el ardor de las cicatrices que solo yo podía ver. En cada grieta de mi piel, en cada respiración contenida, habitaba un fragmento de ese pasado que me persigue como un perro rabioso, recordándome que no importa cuán rápido corra, hay sombras que siempre me alcanzan.
Me senté frente al espejo que teníamos en la habitación, ese mismo espejo que durante semanas había evitado mirar, temeroso de lo que pudiera reflejar. Pero esa noche, sabía que d