Ethan
Las sombras se alargaban en la habitación, dibujando figuras que parecían moverse con cada parpadeo, cada latido, cada respiración que tomaba. Me senté en el borde de la cama, con el móvil entre las manos, sintiendo cómo el miedo y la ansiedad se enroscaban en mi garganta como una serpiente dispuesta a asfixiarme.
“No todo es lo que parece. Mira más allá del reflejo.”
Ese mensaje había llegado a las 2:03 a. m., despertándome de un sueño cargado de imágenes que ya no lograba distinguir. La frase se repetía en mi mente como un tambor persistente, marcando el compás de la paranoia que me perseguía desde hacía semanas.
Me levanté y caminé por la habitación, observando el espejo frente al armario, ese mismo que en varias ocasiones había sentido como un portal más que como un objeto. Recordé las miradas vacías que a veces me devolvía mi reflejo, como si hubiera algo —o alguien— al otro lado que me estudiaba con paciencia.
No podía quedarme de brazos cruzados. Sabía que algo estaba po