Veo el cuerpo sin vida de Eliot caer al lado mío. Sin importar el dolor de mi brazo, me arrastro y toco su cuerpo.
— Eliot... oh, por Dios, ¿por qué...? — Escucho las pisadas de una persona y, cuando levanto la vista, veo a mi padre.— Eres un infeliz — le grito, pero él, con su arma, me da un golpe en la cara.
— Cállate, niña tonta. No sabes todos los problemas que me has causado, pero ahora acabaré contigo — Levanta su arma y apunta a mi cabeza.
— Haz lo que se te dé la puta gana — En ese momento se escuchan unas sirenas de policía y mi padre se empieza a poner nervioso.
— Te salvaste, pero para la próxima sí terminaré contigo — Sale corriendo y veo cómo las patrullas empiezan a llegar.
— Señorita, hay que llevarla a un centro médico. — Yo me niego a dejar a Eliot, lo tomo en mis brazos y lloro con fuerza.
— No, él está mal, atiéndalo a él — El policía me mira con lástima.
— Señorita, él está muerto. — No me niego.
— ¡No, él no está muerto! ¡Atiéndalo! — El policía le hace señ