Un Encuentro Peligroso
Margaret caminó con paso decidido por el lujoso vestíbulo del hotel, sus tacones resonando contra el mármol pulido. Su vestido negro de seda ceñido a su cuerpo dejaba ver cada curva con elegancia. Pasó sus dedos por su cabello, acomodándolo con un gesto estudiado antes de presionar el botón del ascensor. Mientras esperaba, se miró en el reflejo dorado de las puertas. Sus labios apenas pintados necesitaban un toque final, así que sacó un labial rojo carmesí de su bolso y lo deslizó con maestría. Un color audaz, tan peligroso como la situación en la que estaba a punto de sumergirse.
El ascensor llegó con un suave "ding", y al abrirse las puertas, ella entró, exhalando lentamente. Su corazón latía con fuerza, pero su expresión era imperturbable. Pulsó el número de la suite presidencial, un piso exclusivo donde sólo unos pocos privilegiados tenían acceso. Al cerrarse las puertas, los espejos que la rodeaban la hicieron verse desde todos los ángulos. Su imagen refle