69.
—A mi tesoro le gusta lo dulce, Arman, no seas amargado.
—¡No soy amargado! — gruñe sin dejar de emplatar la comida —pero alguien debe velar para que tenga todas las proteínas, grasas saludables, lácteos y carbohidratos que necesita cada día, que ya no esté desnutrida no significa que debamos relajarnos con su alimentación, además a ella tampoco le preocupa qué comer.
Creo que no debí decirlo, Arman a estado muy tenso desde la conversación, nuestra mate solo se durmió unos pocos minutos después, despertó unas horas más tarde para tomar agua y volvió a dormir, parece que su forma de manejar el estrés es dormir y comer, aunque no lo pidio le estamos dando su espacio, yo me quedé con ella hasta que se durmió y casa vez que se despierta me acerco a ver si necesita algo, pero nunca me quedo mucho tiempo.
—Debe levantarse, cuando esté conmigo va a comer a la hora, no me imagino su pobre cuerpo como debe de estar.
Agarro el plato, no es algo glamuroso ni elaborado. Voy a su habitación