En un mundo donde el destino y la magia se entrelazan, una lobita café sin manada se ve envuelta en la profecía que predice una guerra descomunal liderada por cuatro Alfas Puros. Su simple atracción hacia estos cuatro poderosos machos desata una lucha por la supervivencia y un romance inesperado. Ella, ajena a su papel crucial, posee el poder de cambiar el destino de su raza. En Zinerva Legado de Amor, explora un universo donde la magia, el misterio y el amor se entrelazan, desafiando destinos predestinados y revelando el inesperado poder de una lobita aparentemente frágil. Saga: Petrovic Libro: 3 (No es necesario leer los libros anteriores, es una historia independiente)
Leer másEl destino tejía sus hilos de manera inexorable, y aunque la mismísima Diosa Luna intentó modificarlo, los padres de ellos y la abuela de ella fueron actores involuntarios en este juego cósmico. Algunos eran partícipes sin conocer su papel, pero la predicción ya estaba grabada en las estrellas. Solo se vislumbraban dos posibles destinos para su futuro, y solo una lobita de pelaje café podía prevenir que sus compañeros desataran una guerra descomunal, llevando a su raza a la extinción y deshaciendo los esfuerzos de la Diosa.
Sin embargo, la incógnita prevalecía: ¿quién era ella?
La respuesta era sencilla: una Roger, astuta, desterrada o con cualquier calificativo que pudiera asignarse a los estratos más bajos de la sociedad licántropa. En ese mundo, la pregunta adicional podría ser: ¿quiénes eran ellos? Los cuatro Alfas Puros, capaces de aniquilar una raza entera sin que nadie pudiera interponerse. Cuatro machos con manadas poderosas y mentes brillantes, capaces de manipular a su antojo y cambiar la balanza a su favor, eliminando cualquier obstáculo que se cruzara en su camino.
Sin embargo, esos mismos Alfas Puros se verían arrodillados y dispuestos a convertirse en sirvientes, lacayos y amantes de esa lobita, la joven hembra que, sin saberlo, cargaba con la responsabilidad de salvar a su raza y a individuos ajenos a ella. En toda guerra, siempre hay daño colateral, y ella se convertiría en el epicentro de la lucha por la supervivencia.
Ella no buscaba compañeros, no anhelaba la presencia de un macho a su lado, y mucho menos de cuatro. Su único deseo era sobrevivir, encontrar algo delicioso que cazar y llegar al siguiente día con un poco de suerte. Sin embargo, su destino la condujo hacia el territorio equivocado si su plan era permanecer sola en este mundo.
Fue el hambre la que la guió hacia sus compañeros destinados, pero ¿sería la simple atracción suficiente para que ella dejara atrás sus miedos y reuniera el valor necesario para unirlos? De lo contrario, todo se desencadenaría en un caos y nadie encontraría la felicidad. Su raza sería exterminada por esos machos que desprendían un aroma irresistible y la atraían de manera inexplicable.
El poder yacía en sus manos, o patas, dependiendo de la forma en que se encontrara. Tanto peso sobre unos hombros aparentemente frágiles, tanto poder reflejado en esos ojos acaramelados, tanta tentación emanando de esos labios gruesos y tanto misterio envuelto en esa melena de rizos. Solo ella poseía la capacidad de domar a las cuatro bestias.
A lo largo de su vida, había aprendido a depender solo de sí misma y su loba, a confiar únicamente en su astucia y habilidad para sobrevivir. Nunca imaginó que su camino se entrelazaría con el de aquellos cuatro alfas. No obstante, la conexión que sentía con ellos era innegable, una atracción magnética que desafiaba su lógica y sus deseos de soledad. Cada uno de ellos tenía una cualidad que la atraía. Juntos, podían formar un equipo formidable, una unidad invencible.
Pero para eso, todos deben estar de acuerdo. ¿Cómo le dices a cuatro machos Alfas Puros que compartan a una sola compañera? ¿Cómo les dices que no tengan celos o inseguridades? ¿Cómo le dices a ella que acepte a cuatro extraños para toda la eternidad?
Los cuales la superan en fuerza y tamaño. Primero, deben hacer que ella confíe, se enamore y acepte dejar parte de su libertad para servir a una gran manada llena de desconocidos. Después, deben hacer que ellos acepten compartir a la hembra que han esperado toda su vida, a la única que puede hacerlos sentir completos, a la que venerarán por siempre.
Si no, será el fin para su raza.
—Mi hijo está muerto, si quieres volver a intentar manchar su memoria no va haber hembra que te salve— ruge e intenta someterme, pero yo me adelanto.—¡AGACHA LA CABEZA!Él gruñe, su cuerpo tiembla, pero aun así no cede, sin embargo su cabeza está unos milímetros más baja que antes.—No pienso hacer un escándalo de esto. Ya todos lo saben. No tienes que irte con la cola entre las patas, deja que tu mate se quede y enseñe a la mía.—Creo que debemos calmarnos— interviene Antosha.—Estoy de acuerdo— lo apoya el Alfa Marcos.Frunzo el ceño cuando Garald se libera de mi intento de someterlo, sacude la cabeza y miro a mi alrededor buscando lo que sea que lo haya ayudado, hasta que mis ojos caen en el Alfa Marcio.—Debemos hablar sobre esto, ninguno se puede ir así— dice Arman.Anakin ahora está al lado de mi mate, supongo que teme que me la lleve.—No voy a hablar con alguien tan inmaduro que no acepta lo que está enfrente de sus ojos.Cuando el Alfa Marcio intenta mover su mano yo le tiro
Acaricio la cintura de ella. Estamos subiendo los escalones de la casa de los padres de los trillizos.— ¿Debería decirlo antes o después de comer?— Después, nuestra mate necesita comer algo más que dulces.— Ya te pareces a Arman.— Por algo es nuestro hermano.Tengo que hacer mi mejor esfuerzo para no hacer una mueca. Bodolf está loco. Entramos a la casa de últimos, escucho el latir de varios corazones y la guio hasta ahí. Es una sala mediana, de paredes blancas, por dentro no tiene el aspecto de una cabaña, parece más bien un apartamento lujoso de ciudad.— Siéntense, ya les traigo aperitivos.— Yo lo hago— la interrumpe el Alfa Marcos.Ella se sienta, yo dejo de sostener la cintura de mi mate para agarrar su mano y sentarme en un sofá individual con ella encima. Recibo la mala mirada de Anakin por no sentarse en el mueble de cuatro puestos donde ellos tres están, pero está cerca de donde está su madre. Mi mate recuesta su cabeza en mi pecho.— Si no quieres no debes decirlo— sonrí
Siento como ella se aferra a mi brazo. Acaricio sus rizos. Están menos alborotados hoy. No me gusta lo que esta mujer piensa hacer. Sus hijos debían presentarla a la manada, no ella. Esto está fuera de lugar, una ex Luna no puede ni debe tomarse el atrevimiento. Hay menos personas de lo que esperaba, pero no me pasa desapercibido quienes son. Esa mujer agarra una copa y da un suave toque con un tenedor o algo así ya que volteo la cara para ver mejor a la multitud. Anakin se posiciona del lado opuesto a donde estoy, entre su madre y ella. —Se que esto fue inesperado, pero no podía seguir aguantando las ganas de presumir a la maravillosa hembra que será su próxima Luna y ocupará el lugar que alguna vez fue mío por tantos años— ella agarra la mano de mi mate. «Odio que la toque» —No he conocido una mujer tan fuerte, inteligente y con una habilidad de adaptabilidad tan envidiable. La Luna no pudo escoger una mejor compañera para ellos. Le doy mi bendición y les aseguro que estarán en
Miro el dije de mi collar, es una piedra lila en forma de lobo que esta sobre mi pecho. Dejo de mirarlo para ver al padre de ellos, aún está en frente de mí.— Tanto esta pulsera como el collar ocultan el olor de la sangre, pero este dije oculta todo tu olor— extiendo la mano y él con cuidado de no tocarme me entrega ambos— de todas formas, debes dejar que ellos se den cuenta al menos una vez al año que estás en tus días, siempre es importante que no sepan que usas magia.Yo solo asiento, ni siquiera puedo mirarlo. Quiero guardar el secreto de Alex, pero también me siento mal por mamá, ella es buena conmigo y yo le estoy ocultando cosas.— Gracias— murmuró antes de que salga de mi habitación.— Si quieres agradecer ve a nuestra casa y arrastrarlos contigo si es necesario, mañana nos vamos— sin más él se va.Me quedo inmóvil, solo tengo hoy y no sé cuándo la volveré a ver. Creo que mi vida era más sencilla cuando mi única preocupación era sobrevivir.Anakin se sienta a mi lado y yo recu
—A mi tesoro le gusta lo dulce, Arman, no seas amargado. —¡No soy amargado! — gruñe sin dejar de emplatar la comida —pero alguien debe velar para que tenga todas las proteínas, grasas saludables, lácteos y carbohidratos que necesita cada día, que ya no esté desnutrida no significa que debamos relajarnos con su alimentación, además a ella tampoco le preocupa qué comer. Creo que no debí decirlo, Arman a estado muy tenso desde la conversación, nuestra mate solo se durmió unos pocos minutos después, despertó unas horas más tarde para tomar agua y volvió a dormir, parece que su forma de manejar el estrés es dormir y comer, aunque no lo pidio le estamos dando su espacio, yo me quedé con ella hasta que se durmió y casa vez que se despierta me acerco a ver si necesita algo, pero nunca me quedo mucho tiempo. —Debe levantarse, cuando esté conmigo va a comer a la hora, no me imagino su pobre cuerpo como debe de estar. Agarro el plato, no es algo glamuroso ni elaborado. Voy a su habitación
Me acomodo el cabello, no niego que es necesario saber la posición de cada uno en estos temas, pero darse cuenta de que, si Alexander no proponía el tema, tal vez nadie lo hubiera tocado. Todos miramos a Arman que se ha quedado sin contestar, pero si enseño su papel, mira a nuestra mate y después suspira. —Sí.—Excelente, ahora como mencione antes, la persona que dice un tal vez debe explicarse mejor, hacemos esto ya que las otras personas no llegan a comprender lo que el individuo quiere decir, en una conservación o al responder una pregunta decir un "tal vez" es muy ambiguo... — ¿Qué es ambiguo? — ella nos mira. —Que puede entenderse o interpretarse de distintas formas— responde Arman de inmediato. Se niega a cederle su lugar a este consejero para explicarle algo a nuestra mate.—Exacto, además también puede molestar a la otra persona. —Esto es absurdo, le estas pagando por decirnos cosas que ya sabemos, cualquiera con interned puede buscar consejos para comunicarse— gruñe. —T
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