Asentí aunque él no podía verme
—Lo… lo intentaré —susurré
Me levanté de la cama y fui hacia la ventana mientras miraba los claveles rojos moviéndose con el viento, esos malditos claveles que parecían burlarse de mí, y la voz se me quebró sin querer
—Ha vivido un infierno —murmuré— y ellos… ellos creen que es una basura, que todo lo que pasa… es mi culpa, pero… creo que encontré la manera de mantener la balanza
Se hizo un silencio en la línea como si el abogado hubiera entendido exactamente de qué hablaba
—Bien —respondió al fin— mientras no lo hagas evidente puedes maniobrar, pero Melanie… si encuentras una oportunidad de salir de esa casa hazlo, yo voy a mandar seguridad privada, no intervendrán pero estarán vigilando desde lejos por si pasa algo
Un nudo se me formó en la garganta
—Gracias —respiré
Pero aún había algo más que necesitaba averiguar, algo que me venía martillando desde que Yolanda abrió la boca
—Señor Rodríguez… —dije dudando— ¿podría investigar algo para mí?
—Lo que