—¿Quieres una muestra una muestra más de los placeres del matrimonio?
Anastasia se apartó un poco y negó.
—No — esta vez sería firme — Y no vas a volver a tocarme.
Carl esbozó una media sonrisa.
—¿Segura de tus palabras? — Preguntó — Recuerda que abajo está Amara Bianchi y si se lo pido estaría más que encantada de compartir mi cama.
Pero aun y con esa amenaza no iba hacerla cambiar de parecer.
—Adelante — alzó una mano y señaló la puerta — Ve tras ella, pídeselo. Incluso llévala a ese estúpido baile, si con eso me dejas en paz por mi esta mejor.
Pero Carl no se iba a quedar atrás, así que avanzó hacia ella y la tomó de un brazo, acercándola a él.
-Ya te dije que iremos y llevaremos a Amara Bianchi como si sobrina — le susurró al oído — Y esta dicho, así que prepárate porque en tres semanas gozaremos de la presencia de los vizcondes.
Él la soltó y tras intercambiar unas cuantas miradas salió de la habitación sin insinuarle nada y mucho menos quererla tocas.
Anastasia se llevó las mano