Sasha vio a través de las cortinas el momento en que Arion subió a su coche y se alejó, se cambió de ropa y empezó a arreglar lo poco que había dejado ahí, se dispuso a salir percatandose de que Arion había dejado la puerta con seguro.
—¡Rayos! Fuiste capaz de dejarme encerrada, Arion...te odio. —dijo sintiendo coraje. Sentada sobre el suelo, inclinó su cabeza sobre sus piernas, cerró los ojos y en un segundo su vida pasó frente a ella. Su abuela, sus palabras, los inconveniente con Romina, los sueños con Arion que contrastaba con su realidad.
—Yashira, no sé si eres una maldición o una bendición para mí vida. Desde que apareciste, mi vida es un completo caos. —se lamentó, las horas pasaron h continuaba en la misma posición, sus lágrimas rodaban por sus mejillas, y así se quedó dormida.
Arion, después de dejar a Sasha con llave regresó a palacio, bajó de su coche y entró como un vendaval arrasando con todo.
Subió las escaleras cada dos peldaños, pues la urgencia que tenía por ver a Ro