9. ¿Te gustan los perritos?
POV. Alexander Lennox
Ese día, mi objetivo era obligar a Dorothea a salir conmigo. Había traído otro contrato que tendría que firmar, así que le propondría una salida y mentiría un poco diciéndole que tal vez firmaría para separar nuestros negocios… No lo haría, pero ella no sabría eso.
Mientras me dirigía hacia el hotel, el sol iluminaba delicadamente el parque por el que caminaba. De pronto, el sonido alegre de una pequeña captó mi atención. La observé en el balancín, disfrutando con entusiasmo mientras sus dos trenzas parecían danzar al compás de sus movimientos. En ese instante, aunque era una escena simple, algo en su aura me hizo quedarme quieto. La reconocí enseguida: era la hija de Dorothea, y parecía una niña risueña.
Mostré una suave sonrisa y le saludé con la mano. Inesperadamente, ella frenó de golpe, sus ojos brillaron al encontrarse con los míos, y me respondió con una sonrisa. Se bajó del columpio con una agilidad que solo los niños tienen y corrió hacia mí. Antes de