105. Lluvia de estrellas
El viento jugueteaba con los girasoles a nuestro alrededor. Una calma interminable nos envolvía, nuestros hijos se encontraban con mis padres ese sábado para que pudiéramos disfrutar de un momento a solas con Alexander. Estábamos en un jardín de girasoles en un picnic en New Jersey. Su mano acariciaba suavemente mi vientre con una gran sonrisa.
—Rosa azul, ¿Qué quieres comer?
—Me gustaría una manzana bañada en chocolate y queso.
Mi petición hizo reír ligeramente a Alexander. Durante mi embarazo, tenía antojos tan peculiares que incluso Alexander creó un blog de nota para elaborar recetas innovadoras con mis mezclas extravagantes. Estaba llegando a mi octavo mes, mi tercer bebé no se mostraba por lo que decidimos desistir ya y dejar que el milagro hiciera lo suyo. Finalmente, decidimos comprar una vivienda más grande donde los niños estaban extremadamente contentos ya que todos tendrían sus propias habitaciones. Nosotros nos encargamos de decorar la habitaciones de nuestros bebes algo