Capítulo LXXIII
Camila
Estamos reunidos en casa de Sebastián, platicando y riendo mientras yo tengo a mi futura ahijada en mis brazos; desde que nació ha sido mi adoración después de mis pequeños.
De pronto escucho abrirse la puerta del jardín. Me giro… y la sonrisa se me borra al instante.
Clarissa.
—Amor, ven —le habla Rafael, con una sonrisa.
Ella cierra la puerta y se acerca a nosotros. Antes de que se siente junto a Rafael, mis niños corren hacia ella.
—Hola —la saludan con una amplia sonrisa.
—Qué bonita eres —dice Ian, con mirada inocente.
Clarissa se acuclilla frente a ellos, regalándoles una sonrisa cálida.
Respiro hondo, intentando estabilizarme, pero mi cuerpo tiembla. Jamás imaginé que esa Clarissa de la que Rafael hablaba… fuera precisamente ella.
La hermana de él.
La hermana de Maximiliano.
La reconocí por una foto que vi el día después de mudarme a esa casa. Ese día estuve observando los portarretratos de la sala y, al ver su imagen, tomé el marco entre mis manos. Era u