Capítulo LV
Maximiliano
No dormí.
Ni un segundo.
El amanecer entra por la ventana como una burla, demasiado tranquilo para todo lo que llevo encima. El departamento huele a whisky, a humo y a culpa.
Intento cerrar los ojos, pero cada vez que lo hago veo a mi madre y a Gustavo riéndose.
Como si mi dolor fuera un chiste privado entre ellos.
Pienso en mi padre… en lo que debió sentir al descubrir la clase de mujer que tenía a su lado.
Esa mujer nos destruyó.
Primero a él, luego a Clarissa, y ahora a mí.
Su veneno se metió en todo: en la casa, en el apellido, en la sangre.
Y ahora lo único que queda es recoger los pedazos de lo que alguna vez fue una familia.
Para eso debo encontrar a mi hermana… y protegerla, aunque tenga que enfrentar a todos los demonios que mi madre creó.
Después buscaré a Camila —la mujer que siempre he amado—, necesito pedirle perdón.
Por las palabras que le dije…
Ay, con solo recordarlas me parte por dentro.
Cami no merecía ninguna de las ofensas que le lancé, ni e