Capítulo XII
Camila
No puedo apartar la mirada de Maximiliano. Su rabia me atraviesa como fuego, y aunque grite mi inocencia, las palabras rebotan contra el muro de odio que Greta ha levantado entre nosotros. Siento las miradas clavándose en mi piel, juzgándome, condenándome. El aire se vuelve pesado, como si todos quisieran asfixiarme con sus murmullos.
No sé de dónde salieron esas fotografías, ni cuándo ni cómo ocurrieron. Algo me dice que esa desgraciada de Greta las fabricó —que manipuló las imágenes para que todos crean que soy una cualquiera—.
«Esto no se va a quedar así», me repito, tragándome las lágrimas que quieren traicionarme.
Greta pagará por manchar mi nombre. Le haré pagar cada mentira; se arrepentirá de haberse metido conmigo. Y Maximiliano se va a arrepentir de haberme llamado “mujerzuela”. Contactaré a quien pueda desarmar esas fotografías y reuniré pruebas de que son un montaje. Greta caerá por su propia trampa: la desenmascararé paso a paso, con la calma del veneno