La oficina de Delmont estaba en completo silencio, salvo por el leve zumbido del proyector y el crujido de las hojas que Leona Vélez hojeaba con atención. Céline estaba sentada frente a ellos, las manos cruzadas en el regazo, el rostro serio pero sereno. Ya no había lágrimas, solo una determinación tranquila que se le estaba haciendo habitual.
—Como pueden ver —dijo Delmont señalando la última hoja del informe—, logramos recuperar cuatro millones de euros. La transacción de devolución fue registrada bajo el concepto de "reintegro parcial de inversión privada no registrada". La cuenta desde la que se transfirió ya fue cerrada, pero logramos rastrear una ubicación: la costa del Mediterráneo.
Leona levantó la mirada, entrecerrando los ojos.
—Eso parece más una jugada de limpieza financiera que un simple error. Y si fue hecha desde una cuenta cerrada justo después del movimiento, hay premeditación.
Delmont asintió.
—Además, algunas transferencias que estaban en proceso también fueron bloq