La sala de reuniones estaba iluminada por la luz tenue de la tarde. Céline llegó acompañada de Matthias, y aunque su postura era firme, sus ojos revelaban el peso de los últimos días.
Ya estaban allí Leona, Delmont y Clarisse, su madre. Esta última la abrazó con fuerza y luego, sin rodeos, fue al grano.
—Quiero saber si hay avances en la investigación. No podemos permitirnos otra grieta en el Grupo.
Delmont asintió.
—Las cuentas principales siguen intactas, pero hoy en la madrugada arrestaron a Dorian Zeller. Se negó a declarar hasta que lo trasladen aquí. Llegará mañana. Entonces, tendremos respuestas más concretas.
Matthias le dio un apretón leve en la mano a Céline, que esta respondió con los dedos, agradecida. Fue un gesto tan sutil como contundente, uno que no pasó desapercibido para Clarisse.
—Quiero que investiguen a alguien más —dijo Céline de pronto.
Todos giraron hacia ella.
—¿A quién? —preguntó Leona.
—A Alina Renn.
Leona frunció el ceño.
—¿La terapeuta?
—Sí. Ha