—Yo lo… lo siento, tío.
 He tenido unos días difíciles.
 Quiero creer que ya lo tengo controlado,
 pero hay días que son peores que otros.
 Quisiera hablar con mi padre,
 ¿le puedo decir esto?
«Aunque me siento herida y sé que tengo derecho a estar molesta,
 sería muy idiota si no entendiera que él tiene razón.
 Actuaron correctamente mucho antes de que yo supiera la situación.
 Pero aunque entiendo a mi tío… estoy molesta con Dante.
 Hace poco me dijo que solo sabía lo necesario… ¿por medir?»
—No. Habla con él después.
 Yo lo llamaré y le contaré.
 Él también estará molesto,
 y yo soy totalmente responsable.
—Aurora —dijo Dante, levantándose—,
 si quieres tomarte el día, no hay problema.
 Sé que es un tema delicado.
—No.
«Solo quiero ir a trabajar.
 Y también quiero retribución.
 No merezco que él sepa más de mí que yo misma.
 No entiendo por qué estoy más molesta con que él sepa todo de mi vida
 que con que mi tío me guarde secretos.
Pero me siento insegura.
 Él tiene toda la informa