—Sí, claro —«podemos fingir que no salté de la felicidad».
—Ok, te mando la dirección y hora. Adiós.
Colgó y yo caí en la cama.
«¿Qué fue esa llamada? ¿Y por qué sentí que hablamos por un momento de cosas sexuales?
 Puse mi cabeza en la almohada y grité. Para ser sincera, es la primera vez que un hombre me atrae tanto y me vuelve tan loca.
 ¿Y qué voy a hacer? Nada. Exactamente nada.
 Triste, pero cierto.»
Me dormí nerviosa y feliz, pero analizando mis sentimientos. Siempre he sido una persona que analiza mucho lo que siente y trata de ser muy racional. Quizás esa sea la razón por la que nunca me he enamorado.
 He visto tantas mujeres hermosas, inteligentes, sufriendo por huevones, que desde muy joven me prometí que yo no sería una de ellas.
 Así que parece que me fui al otro extremo.
 Y Dante… Dante me está sacando de ese lado racional.
 Eso me asusta demasiado, porque siendo realista, él no me ha demostrado nada.
 Y yo me estoy ilusionando con nada.
 Así que aquí no ha pasado nada.
D