—¿Cómo me ha visto con Renzo? Porque siento que estoy ganando. —Hablamos un rato sobre ellos.
Me sentía bien con Emilia; creo que puedo confiar en ella.
Tenemos cosas en común, como decir imprudencias y hablar sin pensar en ocasiones.
Quizás somos muy diferentes en los sentimientos, pero creo que tiene que ver con que ella se enamoró desde pequeña y yo nunca lo he hecho.
Se nos pasó el tiempo hablando de cosas personales cuando, otra vez, el fastidioso de Renzo llegó a interrumpir.
—¿Están listas? Tenemos mucho que hacer. —Lo curioso de él es que puede estar molesto u odiarla, pero sus ojos siempre la miran a ella, como si otra mujer no existiera. Ni siquiera lo hizo el día de la comida.
Miré a Emilia. No quería decir nada antes que ella.
—Claro que sí. ¿O crees que hemos estado hablando de ti? —«Eso.» Traté de respirar para no reírme de la cara de él.— Ya íbamos a ir a la Cantina para mostrarle los vinos. ¿Les iba a preguntar si querían el formato del año pasado o quieren ver el nuev