Capítulo 27. Un minuto de paz.
Después de dejar a mi madre descansando en su nueva habitación, salí un rato. Necesitaba tomar aire fresco.
Mis pensamientos ahora mismo eran un caos y mi mente, una bomba de tiempo. Había reclutado a mamá para mi plan de fuga, y el peso de ese secreto me estaba ahogando.
Mientras caminaba por el patio trasero, escuché un ligero silbido. Era Lucas. Me hizo señas para que saliera por la puerta de servicio que daba al estacionamiento.
Al llegar, ya estaba subido en uno de sus autos de lujo, un Porsche Panamera negro que brillaba bajo la luz de la tarde. Me dijo que me subiera. No lo pensé dos veces y subí al coche, sabiendo que lo que estaba haciendo estaba muy, muy mal.
Nos quedamos en silencio un momento. Solo el motor del Porsche ronroneaba suavemente.
—¿Por qué tanto silencio, Ruby? —dijo Lucas, con la voz baja y profunda.
—Ni sé por qué vine —fui directa, mirando al frente—. ¿Qué quieres, Lucas? Ya mi madre está en la mansión y nosotros no nos podemos ver más a escondidas. Eso es u