Capítulo 17. La Sentencia de Posesión.
Ramiro se detuvo en una mesa VIP vacía. No estaba borracho; estaba cargado de una rabia fría y un deseo hirviente.
El espectáculo estaba a media marcha. Vesper se movía sobre el escenario, completamente sola, con el antifaz de terciopelo negro ocultando su rostro superior. Vestía un conjunto negro de latex: un short de tiro alto que dejaba ver por completo sus glúteos redondos y firmes y un corpiño mínimo atado al cuello que apenas cubría la base de sus pezones.
Justo cuando Ramiro se sentó, Vesper sintió el cambio de energía. Su mirada se detuvo en la silueta imponente del hombre que acababa de entrar.
Un escalofrío de terror le recorrió la columna vertebral, seguido por una punzada de excitación cruda que la obligó a continuar. La sensación de que su paciente la viera así, desnuda por detrás y expuesta por delante, la dominó.
Vesper se esmeró en cada movimiento. Bailaba para él. Su cadera se movió más despacio, calculando el impacto de sus glúteos expuestos en la mirada de Ramiro. E