Días después de enterarme de mi embarazo, Tao; el asiático que no termina de convencerme del todo, Tomás, Tami y yo, nos encontrábamos terminando de planear el ataque a Royce. Pero ninguno de ellos quiere que me ponga en riesgo, más no hay poder humano que logre convencerme de no cumplir con la promesa que le hice a mi hermana, además, siento en lo más profundo de mi ser que Wesley me necesita.
—No pueden dejarme a un lado. Tami, sabes muy bien que, aunque me digas que no, voy a ir por Wesley así sea por mi cuenta.
—Me tienes hasta la madre con este tema, Natalie. Tengo que cuidar de ti y de mi sobrino, no puedo arriesgarlos. ¡Entiéndeme!
—No nos va a pasar nada — la miré suplicante—. Déjame ir, ¿sí?
—¿Por qué quieres ir? Dame una buena razón para ponerte en riesgo. Aún no sabemos a cuántos nos tenemos que enfrentar para sacarlo de allí, y que Royce no se haya pronunciado luego de arrancarte de sus manos es una advertencia.
—Porque tengo que asegurarme que está bien, porque no he teni