Olivia y Sebastian habían tenido un inicio de su matrimonio maravilloso estaban muy concentrados en mimarse, sentirse bien y disfrutar del momento y la compañía, unas vacaciones que eran de dos semanas terminaron siendo de un mes. Olivia estaba muy concentrada en convertirse en madre, pero su cuerpo parecía negarse a darle aquel gusto. Seis meses más tarde estaban celebrando el cumpleaños del hijo que sí tenían.
Sebastian le dio un beso en la frente a su hijo y le abrazó.
—Papá, me duele.
—Solo, quédate aquí cinco minutos conmigo—pidió Sebastian y Sergio le vio divertido.
—Mi amor, te amo tanto.
—Sergio de mi vida, mi corazón, hermano favorito, te amo tanto, quiero que cumplamos 100 en el mismo acilo y quiero que seamos hermanos siempre, en todas nuestras vidas —Dijo y vio a Sebastian. —Necesito… ¿Qué lo sueltes? —dijo incómoda.
—Estoy teniendo cinco minutos.
—¿Sabes que fui la primera