Silvia vio a Sebastian ingresar al hospital en su propio pie, mientras lo tomaba la mano de su esposa en la camilla. Vio a Xavier ingresar inconsciente rodeado por varios paramédicos. Sebastian no quería soltar a Olivia y ella no podía creer que su tía fuese capaz de tanto daño, tanto odio. Le siguió hasta donde los médicos le dejaron ingresar y le tomó de los hombros. Sebastian suspiró asustado y cansado por toda la situación innecesaria que habían vivido él, Olivia y sus hijos a causa del odio de su tía.
Sebastian vio a sus cuatro primas.
Se quedó ahí parado entre la puerta que le conducía hacia el amor de su vida y sus hijos no nacidos y sus primas que estaban por vivir el día más triste de sus vidas.
—¿Está muerta? —preguntó Sadra.
—Está muerta —Confirmó.
Sus primas asintieron y Silvia fue la primera en abrazarle. Sebastian le rodeó con sus brazos y pidió que fueran a una sala privada, no sin antes asegurarse