Celeste.
Era el cumpleaños número dieciséis de Damián y Kael había planeado una fiesta sorpresa para él.
Las luces permanecían apagadas, envolviendo la habitación en una penumbra expectante, esperando al cumpleañero.
—¿Seguro que vendrá? —pregunté, Kael estaba a mi lado.
—Serena va a convencerlo, así que tranquila. Él hace todo lo que ella le pide —resopló.
—Es obvio que está enamorado —Una tercera voz se unió a nuestra conversación.
Era Nolan.
—¿También crees lo mismo? —Me emocioné.
Y es que se notaba por el comportamiento amable y cuidadoso que Damián le daba a su mejor amiga. Eran tal para cual.
Nolan asintió.
—¡Ya viene! —exclamó Nuria, alejándose de la ventana.
Yo decidí asomarme por la misma para captar su reacción.
Damián avanzó con pasos cautelosos, guiado por Serena.
—¿Pero por qué en la sala? —cuestionó él, confundido.
—¡Será divertido jugar ajedrez! —Ella insistió en que debía entrar.
Lo jaló del brazo, casi arrastrando al pobre Damián a la puerta cerrada.
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