Capítulo 12: Desconocida

Celeste.

Era mi día de descanso, pero aún así solía irme al campo de entrenamiento para trotar un rato en las mañanas sin la supervisión de Kael.

Necesitaba volverme fuerte lo más pronto posible, y mostrarle que ya podía avanzar a la siguiente etapa.

El que a veces me acompañaba era Damián, ya que aprovechaba para recolectar plantas medicinales por esos lados del bosque.

—¿Terminaste? —Me preguntó al verme sentada y jadeando.

Tenía su bolso lleno con todo tipo de plantas.

—Dame un minuto —pedí, mi pecho quemaba.

—Sabes, no tienes que hacer esto todos los días. El cuerpo también necesita descansar para recuperarse —comentó.

—Descanso sábados y domingos —bromeé—. ¿Y para qué son las plantas? Si ustedes tienen el don de sanadores desde que nacen…

Damián me vio con una ceja alzada y se sentó cerca de mí, dejando el bolso a un lado.

—Veo que entrenar con Kael no te ha servido de mucho —comentó, riendo—. No nací con este don. Me criaron los sanadores para no dejarle todo el peso a
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