Capítulo 122: El karma

Celeste.

La ira me nublaba los pensamientos. Iba más allá del calor en la sangre o la fuerza en mis brazos; era un silencio interior, un rugido contenido que latía en mis venas como fuego. Mis pasos eran lentos, pesados, pero certeros. Apenas hacía ruido al caminar. La espada pesaba como un recuerdo demasiado antiguo.

Luther estaba de espaldas.

Sus manos temblaban sobre los hombros de Elise, que ya empezaba a calmarse después de que Luther agarrara un poco de agua del lago y limpiara sus ojos. Y aunque la escuché gritando, no sentí lástima.

Ni un segundo.

Caminé con la mirada fija en Luther. El asesino de mis padres. El ladrón de mi linaje y mi dignidad. El hombre que me prometió amor mientras con la otra mano afilaba la daga. Y ahora, ahí estaba.

De espaldas. Totalmente expuesto para mí.

Lo vi mover un mechón del cabello de Elise, murmurando algo en voz baja para calmarla, probablemente una mentira más. Yo ya estaba detrás de él. Tan cerca que podía oler su respiración agitada.

—Lut
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