96. ¿Qué estás buscando?
Al alba del día siguiente, Isolde y Raven se adentraron en la galería de archivos de la manada: un laberinto de pasillos estrechos flanqueados por estanterías que se alzaban hasta el techo, repletas de pergaminos amarillentos y libros encuadernados en cuero polvoriento, exhalando un aroma ancestral a olvido y secretos. Un escalofrío recorrió la espalda de Isolde al adentrarse en el silencio polvoriento, presintiendo que aquel lugar guardaba respuestas tan peligrosas como necesarias.
— Aquí — dijo Raven finalmente, deteniéndose ante una mesa de roble macizo, su superficie cubierta por una fina capa de polvo centenario, como el sudario de historias perdidas — Hace siglos, este era el corazón de nuestros registros. Nadie se ha atrevido a perturbar su silencio en generaciones.
Isolde extrajo una pequeña antorcha de su cinturón y encendió la mecha. Una voluta de humo danzó en el aire, impregnándolo con un olor a madera húmeda y misterio. Sus ojos recorrieron las estanterías repletas, busca