114. La profecía fue adulterada.
La verdad sobre Alexander, sobre la verdadera naturaleza de la Luna Oscura y el propósito pervertido del equilibrio, los dejó aturdidos. Isolde, se llevó la mano al vientre algo atemorizada. Su bebé no era una maldición, sino una parte esencial de la Diosa, una fuerza nacida para contener el brillo desbordante de Rowan. Pero Alexander había logrado sembrar el miedo, convertir la sombra necesaria en un vacío devorador.
— No podemos dejar que Alexander lo corrompa — la voz de Damián era un eco de su antigua fuerza, aunque su cuerpo aún luchaba por recuperarse — Mi hijo… nuestro hijo, no es un ente oscuro. Es un balance, es una ayuda que complementará a nuestro primogénito.
— La profecía fue adulterada — aseguró Raven, asintiendo con gravedad — La unión de la Luz y la Oscuridad no es una batalla, sino una necesidad. Debemos encontrar la forma de guiar esa sombra, de canalizarla para el bien. No podemos destruirla, porque entonces la luz de Rowan se desbordaría sin control. Ya es más