RELATO DE AUTOR
"¿Cuáles niños?", pensó Prieto para sí mismo con ironía mientras repasaba mentalmente los rostros de aquellos jóvenes que había decidido eliminar.
En su retorcida lógica, consideraba que todos ellos, a pesar de apenas sobrepasar los doce años, ya cargaban con una maldad más profunda y arraigada que la suya propia. Una maldad que corría por sus venas como una herencia maldita.
No merecían el privilegio de la existencia en este mundo, pues estaban corrompidos desde la raíz como cualquier otro miembro de la clase burguesa a la que tanto aborrecía.
Sus mentes jóvenes, pero ya contaminadas representaban una amenaza latente que se materializaría en el futuro.
Por esta razón, Prieto había llegado a la conclusión de que resultaba más conveniente y estratégico acabar con sus vidas ahora mismo, cuando aún eran vulnerables, eliminando cualquier evidencia física o testimonial que pudiera vincularlo con tan terrible acto.
Este era precisamente el plan que había maquinado: extermina