POV Leonard
Me sentía de mal humor, mis mañanas ya no me resultan tan bonitas y coloridas desde que cierto visitante está aquí. Quizás ese mismo mal humor me hace sentir una tensión irritante de parte de todos los que me rodean.
No sé en qué momento mi castillo empezó a parecerme una prisión decorada. Cada rincón murmura algo, cada sirviente parece saber más de lo que debería, y yo… bueno, yo soy el único que no se entera de nada hasta que ya es demasiado tarde.
Esta mañana, por ejemplo, no llevaba ni cinco minutos en la galería cuando escuché el rumor. Dos doncellas cuchicheaban cerca de la fuente, con ese tono agudo y emocionado que usan cuando creen que están hablando bajito.
—Dicen que el príncipe Amarán salió a caminar con Lady Elara —dijo una de ellas.
—¡A caminar! —repitió la otra.
Casi dejo caer el libro que fingía leer.
De inmediato imagine el cuadro en mi cabeza, Lady Elara caminando del brazo del príncipe Amarán. Un “paseo inocente” se transformó en una escena de ópera, él,