POV Leonard.En aquel largo pasillo iluminado de candelabros, vi a Valentin de pie. Sus ojos repararon mi atuendo, como si intentara asegurarse que nada faltaba.—Su alteza, está listo.—¿Qué es lo que se celebra? —le pregunté con duda—. ¿Por qué mi padre ha pedido que yo…?—Adelante, alteza. Su majestad lo espera.Las palabras de mi padre me daban vueltas en la cabeza y recordé entonces, una conversación que tuvimos días atrás.Hace unos días, mi padre me sorprendió con algo poco habitual, me invitó a recorrer el jardín en su caminata de la mañana. No era costumbre en él buscar mi compañía a esas horas, menos en su preciado recorrido matutino. Desde ese día he sentido algo extraño, como si hubiese una razón oculta tras aquel gesto.Al principio la charla fue ligera, sobre el clima, las cosechas y las noticias recientes de la corte. Pero, de pronto, con la misma naturalidad con la que uno comenta un cambio de estación, deslizó una frase sobre el matrimonio. No insistió, no me interrog
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