POV Elara
Abrí los ojos lentamente, confundida al principio. Por un momento pensé que estaba en mi casa, en aquella pequeña habitación. Mi mente me decía que cosas debía hacer, buscar leña, tengo que ir por agua… pero a medida que iba reaccionando a mi verdadero entorno, fue cuando me di cuenta que no, no estaba en mi casa, ahora estaba aquí.
Mis recuerdos se acomodaron, fue como una estrella fugaz.
—Ay no —susurré suavemente.
Aquí no había vigas de madera sobre mi cabeza, ni el sonido de mis hermanas revolviéndose en la cama pequeña que compartíamos, ni el aroma a pan que siempre salía de la casa de la señora Betty.
Lo primero que vi fue un dosel azul, bordado con hilos dorados que brillaban con la luz del amanecer que se colaba por las cortinas. Las sábanas eran tan suaves que casi daban miedo, como si pudiera hundirme en ellas y no volver a salir.
Mis ojos se quedaron fijos en un solo punto, me costaba imaginarlo. Estaba aquí, ahora estoy en el palacio de Dalmora. He dormido en la