La boda real.
POV Leonard
El día había llegado, como cobarde la ignoré, pero como “valiente” lo afronté. Cerré mi boca y seguí, así que, el día de la boda, allí estaría en el altar.
Entré al templo con la sensación de que mis pasos resonaban en un vacío hecho de miradas ajenas y recuerdos propios. Tenía la coraza del deber puesta —esa que aprendí a domar desde niño, pero por debajo de ella algo vibraba con una intensidad que no supe contener. Hoy debía ser ceremonia, orden, verdad pública; hoy, sin embargo, todo era una farsa sostenida por finos hilos de seda y por el latido acelerado de mi pecho.
Suspiré fingiendo tranquilidad, pero solo Dios sabe el temor que recubre las entrañas.
Por fortuna, mi padre había sido flexible en una cosa, que la ceremonia fuera íntima. No permitiría una multitud que olfateara cualquier fisura. Había conseguido que mi padre lo aceptara, una boda pequeña en el templo real, unos pocos testigos, familias nobles allegadas y luego una celebración del palacio abierta al pue