POV Elara

Salgo del pasillo casi sin darme cuenta de que mis pies se están moviendo. Solo sé que tengo que alejarme, que necesito que el aire me regrese al cuerpo antes de desmoronarme frente a todos. Siento el temblor en mis manos, en los labios, en el centro mismo del pecho. El pasillo se alarga como si fuera infinito, como si hubiera crecido veinte metros más solo para obligarme a revivir cada paso que estoy tratando de olvidar.

Me apoyo contra una columna de mármol frío. El contacto debería calmarme, pero no lo hace. Nada lo hace. Tengo los pulmones apretados, como si la sombra de ese hombre… ese impostor de padre… todavía me persiguiera desde la sala.

Cómo se atrevió, cómo pudo pronunciar mi nombre como si tuviera derecho.

Cierro los ojos, pero eso solo empeora la sensación. Porque lo que me invade no es la imagen del hombre de ahora… sino el de antes. El de mi infancia. El de la noche, los gritos, los golpes en la mesa, las botellas vacías que rodaban por el suelo.

Y ahí voy cay