El padre de Elara.
POV Leonard
Las puertas del castillo temblaban bajo los golpes insistentes. No eran golpes violentos, sino toscos, torpes, repetidos con la desesperación de alguien que llevaba horas intentando ser escuchado.
—¡Dije que no puede pasar! —gruñó uno de los guardias, sujetando por el antebrazo a un hombre mayor, desalineado, con la ropa sucia de polvo y un olor a tabaco viejo impregnado en la piel.
Pero el hombre no se movió.
—Tengo que hablar con el rey… —repitió, tercamente, con una voz cargada de cansancio y rabia contenida—. ¡Es cuestión de sangre!
Los guardias se miraron entre sí, hartos de la insistencia. Era ya la quinta vez que el anciano intentaba atravesar el portón en menos de media hora.
—Si vuelve a intentarlo lo arrastramos a la aldea más cercana —amenazó el soldado.
A pocos metros, iba pasando, justo por la entrada, iba rodeado de consejeros. No tenía intención de detenerse, no con el estado crítico de su padre consumiéndole cada pensamiento. Pero la voz ronca del anciano v