El día que podía acabar con todo.
POV Leonard
Luego de aquel anuncio, no pude tener paz. De nuevo, la angustia regresaba. No dormí esa noche. El fuego en la chimenea se extinguió hace horas, pero aun así seguía viendo las sombras danzar en las paredes. Elara dormía —o fingía hacerlo— de su lado de la cama, con el cuerpo envuelto hasta el cuello y el rostro vuelto hacia la pared.
Yo permanecí sentado al borde, con la mente en el mismo punto desde que mi padre habló… el pueblo debe conocerla.
No había salida visible. El anuncio ya debía estar recorriendo los pasillos del castillo, la noticia corriendo de boca en boca entre los criados, los soldados, los aldeanos.
Y con cada palabra dicha, la mentira crecía.
Cuando el cielo empezó a clarear, me levanté. Tomé el abrigo y salí sin hacer ruido. Necesitaba aire.
Las torres del castillo parecían más silenciosas de lo habitual, como si todos esperaran que algo sucediera. Bajé las escaleras en silencio y crucé los patios hasta llegar a las caballerizas.
El olor a heno y tierra